[31.07.07] gonzález, hamburger,watanabe
atisbos
En los meses recientes fallecieron tres poetas de obra muy diversa: el inglés Michael Hamburger, el guatemalteco-mexicano Otto-Raúl González y el peruano José Watanabe. Hamburger estuvo varias veces en México y aquí apareció una antología de su trabajo. González vivió en la capital mexicana desde 1954. Watanabe, por su parte, tuvo entre sus amigos a varios poetas mexicanos. Este número quiere rendir un sencillo tributo a su labor literaria.
Visita a escuelas
Aunque ya ha alcanzado cierta estabilidad en el tema de la producción e inclusive en el de la distribución, uno de los más espinosos para quienes se dedican a este negocio, por su experiencia como autora Cerón tiene claro que “el editor que crea que sólo con publicar ya cumplió, está en un gran error. El trabajo de las editoriales independientes debe ser formar lectores”, explica a La Jornada, al hacer una evaluación de su trabajo.
En ese proceso, EBL ha visitado escuelas secundarias y de educación superior para promover no sólo sus volúmenes, sino el gusto por la poesía en general entre los jóvenes estudiantes.
“Hay chavos que están en condiciones económicas difíciles y aun así se acercan a la literatura, porque encuentran vínculos con otras personas, con otras partes del mundo.
“No es suficiente con tener medianamente cubiertas algunas necesidades básicas; hace falta nutrirse de la imaginación y el arte”, apunta.
A este sector, uno de los más “ávidos y receptivos”, es a quienes debieran dirigirse los creadores, porque “a veces somos muy endogámicos: queremos que nos lean los tres ‘poetas mayores’, nuestros amigos, en vez de abonar la tierra fértil de los jóvenes.”
Para Rocío Cerón, las editoriales independientes no son sólo una alternativa más, sino la fuerza que marca el rumbo actual de la poesía en español, en ambos lados del Atlántico.
La estrategia del camelleo
La estrategia de supervivencia y crecimiento de los pequeños sellos consiste en el camelleo: si voy a otro país o ciudad, me llevo algunos libros –míos y de otras editoriales–, y los distribuyo en una especie de red guerrillera, “que a veces tiene más incidencia que las grandes empresas”, indica la poeta.
Poner blogs, pasarse contactos, ayudarse mutuamente. De esta forma, EBL ha logrado colocar sus volúmenes en ciudades como Lima, Santiago, Buenos Aires, Berlín y Madrid.
“Para hacer visible nuestro trabajo, debemos dialogar más y superar la mezquindad de jalar cada quien para su lado.”
Uno de los motivos por los cuales la poesía no se ha difundido lo suficiente, evalúa, es la falta de curiosidad de las instituciones culturales, que no incluyen en los estantes de las bibliotecas más que a Pablo Neruda, Jaime Sabines y Octavio Paz.
“Es necesario que haya apertura de miras y se entienda que las obras contemporáneas pueden hacer que los lectores se acerquen después a los clásicos.”
Un juego que tiene final
En pleno trabajo de difusión de sus más recientes libros, entre ellos Bala perdida, de la española Montserrat Alvarez; Transversal, del chileno Pedro Montealegre, y Horoskope, del peruano Juan Carlos Irigoyen (a los que se sumarán después sendas antologías de poesía contemporánea brasileña, colombiana y mexicana), Rocío Cerón sabe que este proyecto se acabará al cumplir el objetivo de lanzar 15 volúmenes.
“Queríamos hacer la Polaroid de una generación de poetas. El Billar de Lucrecia nació como un juego, y todo juego tiene su final. No quiero una editorial eterna ni atarme a proyectos de toda la vida. Al respecto, esta es una editorial muy zen: vive aquí y ahora.”
La Jornada, 17 de julio de 2007
BOCETO DE INGMAR BERGMAN
[1918-2007]
ADRIÁN DESIDERATO
BERGMAN DECÍA
sé como levantarme en las mañanas
cómo lavarme el rostro
cómo vestirme para salir al día
sé cómo cepillarme los dientes
cómo peinarme
cómo tomar café
sé cómo dirigir a mis actores
cómo marcar una secuencia
encuadrar una toma
pero no sé qué hacer con Dios
Bergman decía
no sé dónde guardarlo
no cabe en mis almuerzos
en ningún sitio cabe
decía Bergman
me duele la cabeza
decía
entonces la miraba a Liv Ullmann
y filmaba el infierno
____________________________________________
Comité editorial
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atisbos
En los meses recientes fallecieron tres poetas de obra muy diversa: el inglés Michael Hamburger, el guatemalteco-mexicano Otto-Raúl González y el peruano José Watanabe. Hamburger estuvo varias veces en México y aquí apareció una antología de su trabajo. González vivió en la capital mexicana desde 1954. Watanabe, por su parte, tuvo entre sus amigos a varios poetas mexicanos. Este número quiere rendir un sencillo tributo a su labor literaria.
ADIÓS A OTTO-RAÚL GONZÁLEZ
Carlos Rojas Urrutia
“Seré recordado como un escritor más. Me gustaría que dijeran que era un buen poeta. Hasta ahí”, dijo Otto Raúl González en una reciente entrevista. El maestro, uno de los grandes de la poesía guatemalteca del siglo XX, murió el fin de semana pasado en México, país en donde vivió durante casi 60 años, desde que salió al exilio durante la dictadura de Ubico.
El nombre de Otto Raúl, como él pedía que lo llamaran, está ligado a otros dos grandes de la literatura nacional: Augusto Monterroso y Carlos Illescas, con los que compartió una aventura no solamente literaria, sino vital y política, que resume la condición del escritor guatemalteco durante el pasado siglo, asfixiado por la represión y las dictaduras.
No me ubico
Nacido en la ciudad de Guatemala, el 1 de enero de 1921, Otto Raúl González surge al panorama literario en 1943 con la publicación de Voz y voto del geranio, un pequeño libro de poemas que escondía detrás de su encendido lirismo una fuerte crítica a la dictadura. El título es la primera manifestación de rechazo de una juventud, más tarde reunida en la llamada Generación del 40, frente al silencio y la represión impuestos por Jorge Ubico. Implicado de lleno en la resistencia contra la dictadura ubiquista, el poeta se ve obligado a huir hacia México luego de que la Policía lo golpeara salvajemente durante una manifestación. En la capital mexicana toma contacto con una importante generación de escritores latinoamericanos en ciernes —entre ellos Juan Rulfo, Ernesto Cardenal, Rosario Castellanos, Jaime Sabines— y con una de las leyendas vivas de la literatura, Don Alfonso Reyes, quien le consigue una beca para finalizar sus estudios. Durante los gobiernos revolucionarios de Arévalo y Arbenz, González se desempeñó en cargos diplomáticos. A partir de la llegada al poder de Castillo Armas y las subsiguientes dictaduras militares, el escritor se vio impedido de regresar a Guatemala durante más de 40 años.
Escribir y fumar
La mayoría de la obra de Otto Raúl fue publicada en México durante su exilio y la constituyen alrededor de 40 libros, entre ellos A fuego lento (1946), Para quienes gusten oír la lluvia en el tejado (1962), Diez colores nuevos (1967), Cementerio clandestino (1976), Agua encantada (1988), Diamante negro (1990), El conejo de las orejas en reposo y Luna mutilada (1991). En 1990 le fue otorgado en Guatemala el Premio Nacional de Literatura Miguel Ángel Asturias y hace apenas unas semanas la Universidad de San Carlos le confirió el título de Doctor Honoris Causa.
“¿Qué hace en la actualidad?”, le preguntaron a Otto Raúl en la entrevista citada al principio. El poeta respondió: “Lo que hago es seguir escribiendo, escribir y fumar. Me moriré escribiendo y fumando… seguiré luchando por la poesía, seguiré instalado en estas cámaras de tortura de la poesía, que en cierta forma son así, pero que tienen salidas hacia otras cosas muy distintas como la felicidad, el placer y la alegría de vivir. De todo eso que debe cantar y canta la poesía”. “La poesía es un arte, no es para solucionar problemas, estos los solucionan los políticos, los economistas y los especialistas encargados de gobernar un país. Pero la poesía en cierta forma orienta y ayuda a estas personas en el poder, señalando los problemas e incluso proponiendo posibles soluciones que puedan ser llevadas o no a la práctica. La poesía tiene un fin, que es el de servir a la humanidad”.
www.elperiodico.com.gt/es/20070626/14/41053/
LA VERDAD DE LA POESÍA
Homero Aridjis
El poeta, traductor y ensayista Michael Hamburger acaba de morir a los 83 años en Suffolk, Inglaterra, adonde se había retirado para vivir. Hamburger visitó México en 1981 y 1987 para leer su obra en el Primer Festival Internacional de Poesía de Morelia y en el Festival Internacional de Poesía de la Ciudad de México. Bilingüe, casi de nacimiento, Hamburger era considerado uno de los mejores traductores del siglo XX por sus versiones ya clásicas de las obras de Friedrich Hölderlin y Paul Celan, y de autores alemanes contemporáneos como Günter Grass, de quien también era amigo.
Nacido en Berlín el 22 de marzo de 1924 en el seno de una familia judía de clase media alta, a los nueve años Michael abandonó Alemania con sus padres y su hermano menor (el futuro editor de libros de arte Paul Hamlyn) cuando los nazis acabaron con la República de Weimar. La familia se radicó en Edimburgo y Michael se educó en Oxford, luchando en la Segunda Guerra Mundial al lado de las fuerzas británicas. Hamburger publicó más de 20 volúmenes de poesía y varios libros de crítica (notablemente La verdad de la poesía. Tensiones en la poesía moderna de Baudelaire a los años sesenta, traducido al español [México, FCE, 1991]) y una autobiografía reveladora, A Mug's Game. Entre los escritores —en su mayoría poetas— que tradujo al inglés se encuentran Georg Büchner, Paul Celan, Hans Magnus Enzensberger, W. Goethe, Peter Huchel, Günter Grass, Hölderlin, Rainer Maria Rilke, Hugo von Hofmannsthal, Bertolt Brecht y Georg Trakl, además de un volumen de las cartas, diarios y conversaciones de Beethoven, aunque también tradujo los Veinte poemas en prosa de Charles Baudelaire.
Michael fue amigo de W.G. Sebald, quien como él había emigrado de Alemania, vivía en la región de East Anglia y era alérgico al alcohol. Tradujo al inglés un par de libros suyos y Sebald lo puso como personaje semificticio en Los anillos de Saturno. Refiriéndose a sí mismo, Hamburger escribió "Posiblemente nunca hubiera empezado a hacer traducciones durante mi adolescencia si no hubiera sido para mí la traducción un puente hacia una cultura perdida para mí en cualquier otro aspecto".
Pero naturalista y amante del campo (en su propiedad en el condado de Suffolk cultivaba 35 variedades casi extintas de manzanas) todavía lo veo en 1981 caminando de la ciudad de Morelia a Santa María, con el poeta francés André du Bouchet (traductor de Hölderlin al francés), identificando plantas y flores. Precisamente en 1971, durante un festival en el que estuvimos en Austin, yendo una tarde ellos y yo por los campos de Texas, el poeta Christopher Middleton, quien era profesor allá, nos previno: "No se salgan del sendero, porque un ranchero bruto puede tirarles de balazos por haber entrado en su propiedad inadvertidamente". A Hamburger lo había conocido en Londres, hace exactamente cuatro décadas, durante una conferencia del poeta francés Yves Bonnefoy. Desde entonces nos hicimos amigos y mi esposa y yo varias veces nos quedamos en su casa de la calle de Half Moon, un barrio popular de Londres, y él nos visitó en Berna, Rotterdam, Morelia y la Ciudad de México.
Por una extraña coincidencia, la luz se extinguió para Michael Hamburger un 7 de junio, un día después —pero de 1843— que murió Friedrich Hölderlin, de quien Michael publicó un primer libro de traducciones al inglés en 1943, en plena guerra con Alemania. Hölderlin siempre estaba presente en la poesía de Michael Hamburger. Por eso mismo, para recordarlo escojo uno sus poemas más misteriosos e impactantes que leyó en Morelia en 1981.
AMANTE LOCO, DAMA MUERTA
Oh, mi Diótima.
¿No es de mi Diótima de quien estáis hablando?
Trece hijos me parió, uno de ellos es Papa,
Sultán el siguiente, el tercero zar de Rusia.
¿Y sabéis qué le pasó?
Loca, es como le fue, loca, loca, loca.
Trece funerales me hicieron cuando morí.
Pero ella no vino a ellos. Encerrada en una torre.
Así son las cosas: Se fue a la vuelta,
al jardín donde se encuentran los amantes,
caminando, hablando juntos. Del otro lado del muro.
No hay nadie. Hasta que ustedes las visitas vienen.
¿Escribirá el cadáver un poema hoy
sobre su dama loca?
Pero te diré un secreto: nos encontramos.
A la vuelta, del otro lado del muro
está siempre nuestro jardín,
descansando, con flores de cada estación.
Vendremos cada uno de una calle oscura
y el sol brilla.
Ella ríe cuando le digo
que es como estar muerto.
Río cuando me da
noticias de nuestros hijos locos,
quienes se han abierto paso en el mundo.
No hay poema hoy, señor.
Vaya a casa. En un sueño verá
cómo se remueven los muertos
hacia la locura. Y parecen olvidar
a sus amados, cada uno en su propia calle oscura.
Como tus amados locos
parecen olvidar sus muertos.
Así son las cosas. No hay nadie.
Oh, mi Diótima.
Esperándome en el jardín.
Versión de Homero Aridjis.
Las primeras seis líneas son las palabras que supuestamente dijo Hölderlin a J. G. Fischer en respuesta a un comentario suyo sobre Susette Gontard, mujer a quien Hölderlin amó y celebró en sus poemas como Diótima. Susette Gontard murió en 1802, por el tiempo en que Hölderlin se volvió incurablemente loco.
El Ángel, supl. de Reforma, México, 17 de junio de 2007
LA CASA DE WATANABE (1946-2007)
Miguel Ángel Zapata
José Watanabe acaba de morir en Lima. La noticia me la dieron llegando al Centro Cultural Mapocho de Santiago de Chile hace pocos días. ¿Qué puede uno pensar cuando le cuentan que un gran poeta ha muerto, que su casa se ha cerrado, pero para abrir sus puertas en otro espacio, y que sus ventanas y cerraduras seguirán buscando por el aire su permanencia?
¿Cómo no pensar que su "escalera va del patio a la azotea y en el tercer peldaño/ el sol relumbra,/ el solcito de los condenados relumbra siempre y debidamente"? ¿Cómo olvidar estos versos? Imposible olvidar la lumbre de este sol. Tampoco pensé escribir nada sobre su viaje, ni de su casa imaginaria, ni de su iguana y su limonero. Pero a esta hora de la madrugada, cuando todo casi es silencio, uno rememora algunas sonrisas, conversaciones y gratos encuentros en Lima y en Nueva York. De su poesía siempre me atrajo esa compleja transparencia, tan difícil de lograr hoy en día, cuando abundan tantos versos que no tienen sentido o no quieren tener sentido. Con tanta poesía que le huye al sinsentido pensando que así se logra la profundidad, la dureza del diamante, el fraseo sin vida.
Por eso Watanabe va a quedar, su casa seguirá abierta, y su desierto será en poco tiempo el nuestro, y nos seguiremos identificando con sus lagunas y su cielo.
Así, esta noche recordé los gratos momentos que pasamos aquí en la Universidad de Hofstra, en Long Island, Nueva York, en noviembre de 2003, con él y Micaela. Fue aquella vez que lo invitamos a leer sus poemas (en castellano, ingles y japonés), y a dar una conferencia sobre el haikú y su presencia en la poesía hispanoamericana. Ahí pudo distinguir entre el verdadero hacedor de haikús y los bufones que piensan que hacen haikús, pero se quedan sólo en kus, como muchos que creen escribir sonetos pero se quedan en sones. La poesía de Watanabe quedará como quedará la poesía del mexicano Francisco Cervantes, porque estos poetas caminaron su desierto callados, mirando el cielo que les escribía, sintiendo la sombra de sus propios árboles. Nunca dijeron que habían descubierto el silabeo perfecto, ni tampoco su jactancia era tan descontrolada como algunos poetas que piensan que el parnaso es su alfombra favorita y, además, que ya vuelan sobre ella.
Watanabe permanece porque su poesía se ubica dentro de una visualización de materias móviles, y determina la belleza del bosque umbrío, la metáfora descubriendo a sus lectores el espacio afectivo de la interiorización de las cosas. Hay una propuesta de Gastón Bachelard que se cumple en la poética de Watanabe: se trata de un intercambio de intimidad —de materia— del sujeto y del objeto. Así, la arcilla, la arena, el arenal del desierto de Olmos, es la materia fundadora del ser, y el bosque, dentro de su tenacidad misma, es el punto en que borra la oposición de la materia a la luz. Desde la serenidad del arenal, en el que irrumpe la metáfora de la lagartija, sus poemas muestran el reposo y el movimiento de objetos imantados ante la presencia inexorable del eterno retorno. El eterno retorno, hipótesis bosquejada por el pitagórico Eudemo, ofrece esta vez al poeta contemporáneo una renovación incesante, un perpetuo deslumbramiento. Los seres y los objetos vuelven a cobrar vida, resurgiendo en las imágenes-ventanas, desde donde también ingresa a la naturaleza una flor crecida, la primavera y el limonero.
Estos elementos habitan en sus mejores libros: la mantis religiosa, el árbol y la aldea contemplada, el pino caído, el amor y la muerte vuelven con extraordinaria síntesis a poblar la poesía, creando una unidad sorprendente. En la poesía de Watanabe hay muchas casas, espacios y olores: la hermana picando el perejil, un olor de comida y de viento fuerte que llega a conmovernos como pocos poetas de hoy. El poema puede surgir en la sala o en el jardín, en el interior o el exterior, siempre desde el límite de Jano, desde el umbral donde coinciden lo familiar y lo desconocido. Ahí se siente el intercambio de la verdadera intimidad.
Ahora lo veo sonriendo con Micaela bajo las torres de las letras, atravesando el puente que da al centro estudiantil, despidiéndonos de la ironía del otoño, y oyéndolo repetir:
A veces pienso cabalgar nuevamente hasta esa posada para
colgar en su puerta estos versos:
En la cima del risco
retozan el cabrío y su cabra.
Abajo, el abismo.
La Jornada Semanal, 1 de julio de 2007
testimonios
OTTO-RAÚL GONZÁLEZ
TU PECHO
TU PECHO TIERRA LABRANTÍA
Jardín privado de dos lámparas.
Tu pecho es mar y río dulce
de tiernas aguas que derriban diques.
Tu pecho es cielo breve cielo
y miniatura de la vía láctea
viña de fuego y simiente de ciclones
tu pecho elemental tu pecho de uva
en donde siento que palpita el universo.
VOZ Y PROFECÍA
OIGO TU CLARA VOZ, TU VOZ ROTUNDA,
vivo geranio, martillando el viento;
oigo tu fresco, varonil acento
que los espacios como el sol inunda.
En la niebla compacta, que difunda
tu voz la claridad con nuevo aliento;
la renovada luz sobre el lamento
que parte nuestra sombra gemebunda.
Mientras más en la dura tierra se hunda
tu raíz para sólido cimiento
es más clara tu voz y más fecunda
y, percibida por el irredento,
vierte en la oscuridad que nos circunda
la profecía de un resurgimiento.
GRANDEZAS
EL PUMA AMANECÍA EN LOS DIENTES DEL SOL
amanecía el sol en los dientes del puma
Cantaba la malva canciones de guerra
la guerra cantaba canciones de malva
Los hombres fumaban tabaco de sueños
con hombres valientes soñaba el tabaco
Los príncipes jugaban carga-sillita con la muerte
la muerte jugaba carga-sillita con los príncipes
De tamañas grandezas aún brilla la memoria
y ruge el atabal en los cuatro horizontes
MICHAEL HAMBURGER
HOMENAJE AL TIEMPO
UNA MAREA, UNA MAREA ALTA DE AIRE DORADO.
¿A dónde se habían ido las abejas?
Y cuando ningún zumbido se dirigió hacia la madreselva,
titubeante,
se convirtió en cuerpo,
se adhirió y bebió,
brisa, negada, los pétalos colgaron,
y esperaron, abandónate es lo que el verano quiso decir.
Un rincón del jardín, hiedra sobre tabillas rotas,
una rama con borlas anaranjadas: buddleia globosa.
Entre dos ráfagas una corriente de aire dorado,
simplemente quietud, quizá, suspenso —pero las abejas
se adhieren y beben.
Muros que trajeron consigo: patio negro de París,
un pedazo de mármol, desplomado, polvo en las hojas,
un estanque de carpas, el tráfico no lejano,
audible, sin embargo excluido;
árbol en flor o arbusto en cualquier ciudad de clima inestable,
muros para contener una quietud, un estremecimiento,
el año que se realiza, abejas para ser inmovilizadas.
Entre dos ráfagas, gélidas ondas, la dorada marea.
Traducción de Aurelio Major, Miguel Ángel Flores y Verónica Volkow
TÁMESIS
NOBLE RÍO, TRANSPORTA
alimento para hombres y gaviotas.
Hermoso río,
esta tarde de invierno
se disuelve en púrpuras y grises,
torre, chimenea, embarcadero,
un espejo empañado
por bruma y labios de amantes.
Esta tarde vi
el rostro de mi amigo, amoratado,
después de cuarenta días a la deriva
entre gélidas orillas, en aguas terrosas.
Y regresamos a casa, a lo largo
del Embankment donde él
respiró, haraganeó, amó
en una bruma de malvas y grises
mientras el desecho de gaviotas y hombres,
golpeaba el bulto negro de las falúas.
Pálido, pero con suficiente combustible.
y con suficiente comida para seguir,
hoy, mañana no lejos del río,
aún capaz de ser engañado a veces,
hacia abajo a través de la luz de la lámpara serpenteante
me lanzo dentro de lodo auténtico.
JOSÉ WATANABE
Para mí la poesía es eso, algo que aparece muy fugaz. Pero esa aparición fugaz es como si la naturaleza de alguna manera nos hablara. Y en ese instante es muy contundente y verdadero lo que nos dice. Es una verdad esencial, pero que desaparece como detrás de la niebla. El problema viene en cómo compartirla con un lector. Y obviamente viene el pleito con el lenguaje… Corregir, corregir y corregir es acercarse cada vez más a esa verdad, a transmitir esa verdad que entreviste. Por eso es esa necesidad que tengo de hacer muchas correcciones. Porque en la primera versión te das cuenta de que no, que hay que pulir más. Claro, pero en este pulir no debe perderse la carga anímica, la carga emocional. Ese es el riesgo de corregir mucho.
POEMA TRÁGICO CON DUDOSOS LOGROS CÓMICOS
MI FAMILIA NO TIENE MÉDICO
ni sacerdote ni visitas
y todos se tienden en la playa
saludables bajo el sol del verano.
Algunas yerbas nos curan los males del estómago
y la religión sólo entra con las campanas alborotando los
canarios.
Aquí todos se han muerto con una modestia conmovedora,
mi padre, por ejemplo, el lamentable Prometeo
silenciosamente picado por el cáncer más bravo que las
águilas.
Ahora nosotros
ninguno doctor o notable
en el corazón de modestas tribus,
la tribu de los relojeros
la más triste de los empleados públicos
la de los taxistas
la de los dueños de fonda
de vez en cuando nos ponemos trágicos y nos preguntamos
por la muerte.
Pero hoy estamos aquí escuchando el murmullo de la mar
que es el morir.
Y este murmullo nos reconcilia con el otro murmullo del río
por cuya ribera anduvimos matando sapos sin misericordia,
reventándolos con un palo sobre las piedras del río tan
metafórico
que da risa.
Y nadie había en la ribera contemplando nuestras vidas hace
años
sino solamente nosotros
los que ahora descansamos colorados bajo el verano
como esperando el vuelo del garrote
sobre nuestra barriga
sobre nuestra cabeza
nada notable
nada notable.
Álbum de familia, 1971
EL ANÓNIMO (ALGUIEN, ANTES DE NEWTON)
DESDE LA CORNISA DE LA MONTAÑA
dejo caer suavemente una piedra hacia el precipicio,
una acción ociosa
de cualquiera que se detiene a descansar en este lugar.
Mientras la piedra cae libre y limpia en el aire
siento confusamente que la piedra no cae
sino que baja convocada por la tierra, llamada
por un poder invisible e inevitable.
Mi boca quiere nombrar ese poder, hace aspavientos, balbucea
y no pronuncia nada.
La revelación, el principio,
fue como un pez huidizo que afloró y volvió a sus abismos
y todavía es innombrable.
Yo me contento con haberlo entrevisto.
No tuve el lenguaje y esa falta no me desconsuela.
Algún día otro hombre, subido en esta montaña
o en otra,
dirá más, y con precisión.
Ese hombre, sin saberlo, estará cumpliendo conmigo.
El huso de la palabra, 1989
LA ORUGA
TE HE VISTO ONDULANDO BAJO LAS CUCARDAS,
Carlos Rojas Urrutia
“Seré recordado como un escritor más. Me gustaría que dijeran que era un buen poeta. Hasta ahí”, dijo Otto Raúl González en una reciente entrevista. El maestro, uno de los grandes de la poesía guatemalteca del siglo XX, murió el fin de semana pasado en México, país en donde vivió durante casi 60 años, desde que salió al exilio durante la dictadura de Ubico.
El nombre de Otto Raúl, como él pedía que lo llamaran, está ligado a otros dos grandes de la literatura nacional: Augusto Monterroso y Carlos Illescas, con los que compartió una aventura no solamente literaria, sino vital y política, que resume la condición del escritor guatemalteco durante el pasado siglo, asfixiado por la represión y las dictaduras.
No me ubico
Nacido en la ciudad de Guatemala, el 1 de enero de 1921, Otto Raúl González surge al panorama literario en 1943 con la publicación de Voz y voto del geranio, un pequeño libro de poemas que escondía detrás de su encendido lirismo una fuerte crítica a la dictadura. El título es la primera manifestación de rechazo de una juventud, más tarde reunida en la llamada Generación del 40, frente al silencio y la represión impuestos por Jorge Ubico. Implicado de lleno en la resistencia contra la dictadura ubiquista, el poeta se ve obligado a huir hacia México luego de que la Policía lo golpeara salvajemente durante una manifestación. En la capital mexicana toma contacto con una importante generación de escritores latinoamericanos en ciernes —entre ellos Juan Rulfo, Ernesto Cardenal, Rosario Castellanos, Jaime Sabines— y con una de las leyendas vivas de la literatura, Don Alfonso Reyes, quien le consigue una beca para finalizar sus estudios. Durante los gobiernos revolucionarios de Arévalo y Arbenz, González se desempeñó en cargos diplomáticos. A partir de la llegada al poder de Castillo Armas y las subsiguientes dictaduras militares, el escritor se vio impedido de regresar a Guatemala durante más de 40 años.
Escribir y fumar
La mayoría de la obra de Otto Raúl fue publicada en México durante su exilio y la constituyen alrededor de 40 libros, entre ellos A fuego lento (1946), Para quienes gusten oír la lluvia en el tejado (1962), Diez colores nuevos (1967), Cementerio clandestino (1976), Agua encantada (1988), Diamante negro (1990), El conejo de las orejas en reposo y Luna mutilada (1991). En 1990 le fue otorgado en Guatemala el Premio Nacional de Literatura Miguel Ángel Asturias y hace apenas unas semanas la Universidad de San Carlos le confirió el título de Doctor Honoris Causa.
“¿Qué hace en la actualidad?”, le preguntaron a Otto Raúl en la entrevista citada al principio. El poeta respondió: “Lo que hago es seguir escribiendo, escribir y fumar. Me moriré escribiendo y fumando… seguiré luchando por la poesía, seguiré instalado en estas cámaras de tortura de la poesía, que en cierta forma son así, pero que tienen salidas hacia otras cosas muy distintas como la felicidad, el placer y la alegría de vivir. De todo eso que debe cantar y canta la poesía”. “La poesía es un arte, no es para solucionar problemas, estos los solucionan los políticos, los economistas y los especialistas encargados de gobernar un país. Pero la poesía en cierta forma orienta y ayuda a estas personas en el poder, señalando los problemas e incluso proponiendo posibles soluciones que puedan ser llevadas o no a la práctica. La poesía tiene un fin, que es el de servir a la humanidad”.
www.elperiodico.com.gt/es/20070626/14/41053/
LA VERDAD DE LA POESÍA
Homero Aridjis
El poeta, traductor y ensayista Michael Hamburger acaba de morir a los 83 años en Suffolk, Inglaterra, adonde se había retirado para vivir. Hamburger visitó México en 1981 y 1987 para leer su obra en el Primer Festival Internacional de Poesía de Morelia y en el Festival Internacional de Poesía de la Ciudad de México. Bilingüe, casi de nacimiento, Hamburger era considerado uno de los mejores traductores del siglo XX por sus versiones ya clásicas de las obras de Friedrich Hölderlin y Paul Celan, y de autores alemanes contemporáneos como Günter Grass, de quien también era amigo.
Nacido en Berlín el 22 de marzo de 1924 en el seno de una familia judía de clase media alta, a los nueve años Michael abandonó Alemania con sus padres y su hermano menor (el futuro editor de libros de arte Paul Hamlyn) cuando los nazis acabaron con la República de Weimar. La familia se radicó en Edimburgo y Michael se educó en Oxford, luchando en la Segunda Guerra Mundial al lado de las fuerzas británicas. Hamburger publicó más de 20 volúmenes de poesía y varios libros de crítica (notablemente La verdad de la poesía. Tensiones en la poesía moderna de Baudelaire a los años sesenta, traducido al español [México, FCE, 1991]) y una autobiografía reveladora, A Mug's Game. Entre los escritores —en su mayoría poetas— que tradujo al inglés se encuentran Georg Büchner, Paul Celan, Hans Magnus Enzensberger, W. Goethe, Peter Huchel, Günter Grass, Hölderlin, Rainer Maria Rilke, Hugo von Hofmannsthal, Bertolt Brecht y Georg Trakl, además de un volumen de las cartas, diarios y conversaciones de Beethoven, aunque también tradujo los Veinte poemas en prosa de Charles Baudelaire.
Michael fue amigo de W.G. Sebald, quien como él había emigrado de Alemania, vivía en la región de East Anglia y era alérgico al alcohol. Tradujo al inglés un par de libros suyos y Sebald lo puso como personaje semificticio en Los anillos de Saturno. Refiriéndose a sí mismo, Hamburger escribió "Posiblemente nunca hubiera empezado a hacer traducciones durante mi adolescencia si no hubiera sido para mí la traducción un puente hacia una cultura perdida para mí en cualquier otro aspecto".
Pero naturalista y amante del campo (en su propiedad en el condado de Suffolk cultivaba 35 variedades casi extintas de manzanas) todavía lo veo en 1981 caminando de la ciudad de Morelia a Santa María, con el poeta francés André du Bouchet (traductor de Hölderlin al francés), identificando plantas y flores. Precisamente en 1971, durante un festival en el que estuvimos en Austin, yendo una tarde ellos y yo por los campos de Texas, el poeta Christopher Middleton, quien era profesor allá, nos previno: "No se salgan del sendero, porque un ranchero bruto puede tirarles de balazos por haber entrado en su propiedad inadvertidamente". A Hamburger lo había conocido en Londres, hace exactamente cuatro décadas, durante una conferencia del poeta francés Yves Bonnefoy. Desde entonces nos hicimos amigos y mi esposa y yo varias veces nos quedamos en su casa de la calle de Half Moon, un barrio popular de Londres, y él nos visitó en Berna, Rotterdam, Morelia y la Ciudad de México.
Por una extraña coincidencia, la luz se extinguió para Michael Hamburger un 7 de junio, un día después —pero de 1843— que murió Friedrich Hölderlin, de quien Michael publicó un primer libro de traducciones al inglés en 1943, en plena guerra con Alemania. Hölderlin siempre estaba presente en la poesía de Michael Hamburger. Por eso mismo, para recordarlo escojo uno sus poemas más misteriosos e impactantes que leyó en Morelia en 1981.
AMANTE LOCO, DAMA MUERTA
Oh, mi Diótima.
¿No es de mi Diótima de quien estáis hablando?
Trece hijos me parió, uno de ellos es Papa,
Sultán el siguiente, el tercero zar de Rusia.
¿Y sabéis qué le pasó?
Loca, es como le fue, loca, loca, loca.
Trece funerales me hicieron cuando morí.
Pero ella no vino a ellos. Encerrada en una torre.
Así son las cosas: Se fue a la vuelta,
al jardín donde se encuentran los amantes,
caminando, hablando juntos. Del otro lado del muro.
No hay nadie. Hasta que ustedes las visitas vienen.
¿Escribirá el cadáver un poema hoy
sobre su dama loca?
Pero te diré un secreto: nos encontramos.
A la vuelta, del otro lado del muro
está siempre nuestro jardín,
descansando, con flores de cada estación.
Vendremos cada uno de una calle oscura
y el sol brilla.
Ella ríe cuando le digo
que es como estar muerto.
Río cuando me da
noticias de nuestros hijos locos,
quienes se han abierto paso en el mundo.
No hay poema hoy, señor.
Vaya a casa. En un sueño verá
cómo se remueven los muertos
hacia la locura. Y parecen olvidar
a sus amados, cada uno en su propia calle oscura.
Como tus amados locos
parecen olvidar sus muertos.
Así son las cosas. No hay nadie.
Oh, mi Diótima.
Esperándome en el jardín.
Versión de Homero Aridjis.
Las primeras seis líneas son las palabras que supuestamente dijo Hölderlin a J. G. Fischer en respuesta a un comentario suyo sobre Susette Gontard, mujer a quien Hölderlin amó y celebró en sus poemas como Diótima. Susette Gontard murió en 1802, por el tiempo en que Hölderlin se volvió incurablemente loco.
El Ángel, supl. de Reforma, México, 17 de junio de 2007
LA CASA DE WATANABE (1946-2007)
Miguel Ángel Zapata
José Watanabe acaba de morir en Lima. La noticia me la dieron llegando al Centro Cultural Mapocho de Santiago de Chile hace pocos días. ¿Qué puede uno pensar cuando le cuentan que un gran poeta ha muerto, que su casa se ha cerrado, pero para abrir sus puertas en otro espacio, y que sus ventanas y cerraduras seguirán buscando por el aire su permanencia?
¿Cómo no pensar que su "escalera va del patio a la azotea y en el tercer peldaño/ el sol relumbra,/ el solcito de los condenados relumbra siempre y debidamente"? ¿Cómo olvidar estos versos? Imposible olvidar la lumbre de este sol. Tampoco pensé escribir nada sobre su viaje, ni de su casa imaginaria, ni de su iguana y su limonero. Pero a esta hora de la madrugada, cuando todo casi es silencio, uno rememora algunas sonrisas, conversaciones y gratos encuentros en Lima y en Nueva York. De su poesía siempre me atrajo esa compleja transparencia, tan difícil de lograr hoy en día, cuando abundan tantos versos que no tienen sentido o no quieren tener sentido. Con tanta poesía que le huye al sinsentido pensando que así se logra la profundidad, la dureza del diamante, el fraseo sin vida.
Por eso Watanabe va a quedar, su casa seguirá abierta, y su desierto será en poco tiempo el nuestro, y nos seguiremos identificando con sus lagunas y su cielo.
Así, esta noche recordé los gratos momentos que pasamos aquí en la Universidad de Hofstra, en Long Island, Nueva York, en noviembre de 2003, con él y Micaela. Fue aquella vez que lo invitamos a leer sus poemas (en castellano, ingles y japonés), y a dar una conferencia sobre el haikú y su presencia en la poesía hispanoamericana. Ahí pudo distinguir entre el verdadero hacedor de haikús y los bufones que piensan que hacen haikús, pero se quedan sólo en kus, como muchos que creen escribir sonetos pero se quedan en sones. La poesía de Watanabe quedará como quedará la poesía del mexicano Francisco Cervantes, porque estos poetas caminaron su desierto callados, mirando el cielo que les escribía, sintiendo la sombra de sus propios árboles. Nunca dijeron que habían descubierto el silabeo perfecto, ni tampoco su jactancia era tan descontrolada como algunos poetas que piensan que el parnaso es su alfombra favorita y, además, que ya vuelan sobre ella.
Watanabe permanece porque su poesía se ubica dentro de una visualización de materias móviles, y determina la belleza del bosque umbrío, la metáfora descubriendo a sus lectores el espacio afectivo de la interiorización de las cosas. Hay una propuesta de Gastón Bachelard que se cumple en la poética de Watanabe: se trata de un intercambio de intimidad —de materia— del sujeto y del objeto. Así, la arcilla, la arena, el arenal del desierto de Olmos, es la materia fundadora del ser, y el bosque, dentro de su tenacidad misma, es el punto en que borra la oposición de la materia a la luz. Desde la serenidad del arenal, en el que irrumpe la metáfora de la lagartija, sus poemas muestran el reposo y el movimiento de objetos imantados ante la presencia inexorable del eterno retorno. El eterno retorno, hipótesis bosquejada por el pitagórico Eudemo, ofrece esta vez al poeta contemporáneo una renovación incesante, un perpetuo deslumbramiento. Los seres y los objetos vuelven a cobrar vida, resurgiendo en las imágenes-ventanas, desde donde también ingresa a la naturaleza una flor crecida, la primavera y el limonero.
Estos elementos habitan en sus mejores libros: la mantis religiosa, el árbol y la aldea contemplada, el pino caído, el amor y la muerte vuelven con extraordinaria síntesis a poblar la poesía, creando una unidad sorprendente. En la poesía de Watanabe hay muchas casas, espacios y olores: la hermana picando el perejil, un olor de comida y de viento fuerte que llega a conmovernos como pocos poetas de hoy. El poema puede surgir en la sala o en el jardín, en el interior o el exterior, siempre desde el límite de Jano, desde el umbral donde coinciden lo familiar y lo desconocido. Ahí se siente el intercambio de la verdadera intimidad.
Ahora lo veo sonriendo con Micaela bajo las torres de las letras, atravesando el puente que da al centro estudiantil, despidiéndonos de la ironía del otoño, y oyéndolo repetir:
A veces pienso cabalgar nuevamente hasta esa posada para
colgar en su puerta estos versos:
En la cima del risco
retozan el cabrío y su cabra.
Abajo, el abismo.
La Jornada Semanal, 1 de julio de 2007
testimonios
OTTO-RAÚL GONZÁLEZ
TU PECHO
TU PECHO TIERRA LABRANTÍA
Jardín privado de dos lámparas.
Tu pecho es mar y río dulce
de tiernas aguas que derriban diques.
Tu pecho es cielo breve cielo
y miniatura de la vía láctea
viña de fuego y simiente de ciclones
tu pecho elemental tu pecho de uva
en donde siento que palpita el universo.
VOZ Y PROFECÍA
OIGO TU CLARA VOZ, TU VOZ ROTUNDA,
vivo geranio, martillando el viento;
oigo tu fresco, varonil acento
que los espacios como el sol inunda.
En la niebla compacta, que difunda
tu voz la claridad con nuevo aliento;
la renovada luz sobre el lamento
que parte nuestra sombra gemebunda.
Mientras más en la dura tierra se hunda
tu raíz para sólido cimiento
es más clara tu voz y más fecunda
y, percibida por el irredento,
vierte en la oscuridad que nos circunda
la profecía de un resurgimiento.
GRANDEZAS
EL PUMA AMANECÍA EN LOS DIENTES DEL SOL
amanecía el sol en los dientes del puma
Cantaba la malva canciones de guerra
la guerra cantaba canciones de malva
Los hombres fumaban tabaco de sueños
con hombres valientes soñaba el tabaco
Los príncipes jugaban carga-sillita con la muerte
la muerte jugaba carga-sillita con los príncipes
De tamañas grandezas aún brilla la memoria
y ruge el atabal en los cuatro horizontes
MICHAEL HAMBURGER
HOMENAJE AL TIEMPO
UNA MAREA, UNA MAREA ALTA DE AIRE DORADO.
¿A dónde se habían ido las abejas?
Y cuando ningún zumbido se dirigió hacia la madreselva,
titubeante,
se convirtió en cuerpo,
se adhirió y bebió,
brisa, negada, los pétalos colgaron,
y esperaron, abandónate es lo que el verano quiso decir.
Un rincón del jardín, hiedra sobre tabillas rotas,
una rama con borlas anaranjadas: buddleia globosa.
Entre dos ráfagas una corriente de aire dorado,
simplemente quietud, quizá, suspenso —pero las abejas
se adhieren y beben.
Muros que trajeron consigo: patio negro de París,
un pedazo de mármol, desplomado, polvo en las hojas,
un estanque de carpas, el tráfico no lejano,
audible, sin embargo excluido;
árbol en flor o arbusto en cualquier ciudad de clima inestable,
muros para contener una quietud, un estremecimiento,
el año que se realiza, abejas para ser inmovilizadas.
Entre dos ráfagas, gélidas ondas, la dorada marea.
Traducción de Aurelio Major, Miguel Ángel Flores y Verónica Volkow
TÁMESIS
NOBLE RÍO, TRANSPORTA
alimento para hombres y gaviotas.
Hermoso río,
esta tarde de invierno
se disuelve en púrpuras y grises,
torre, chimenea, embarcadero,
un espejo empañado
por bruma y labios de amantes.
Esta tarde vi
el rostro de mi amigo, amoratado,
después de cuarenta días a la deriva
entre gélidas orillas, en aguas terrosas.
Y regresamos a casa, a lo largo
del Embankment donde él
respiró, haraganeó, amó
en una bruma de malvas y grises
mientras el desecho de gaviotas y hombres,
golpeaba el bulto negro de las falúas.
Pálido, pero con suficiente combustible.
y con suficiente comida para seguir,
hoy, mañana no lejos del río,
aún capaz de ser engañado a veces,
hacia abajo a través de la luz de la lámpara serpenteante
me lanzo dentro de lodo auténtico.
JOSÉ WATANABE
Para mí la poesía es eso, algo que aparece muy fugaz. Pero esa aparición fugaz es como si la naturaleza de alguna manera nos hablara. Y en ese instante es muy contundente y verdadero lo que nos dice. Es una verdad esencial, pero que desaparece como detrás de la niebla. El problema viene en cómo compartirla con un lector. Y obviamente viene el pleito con el lenguaje… Corregir, corregir y corregir es acercarse cada vez más a esa verdad, a transmitir esa verdad que entreviste. Por eso es esa necesidad que tengo de hacer muchas correcciones. Porque en la primera versión te das cuenta de que no, que hay que pulir más. Claro, pero en este pulir no debe perderse la carga anímica, la carga emocional. Ese es el riesgo de corregir mucho.
POEMA TRÁGICO CON DUDOSOS LOGROS CÓMICOS
MI FAMILIA NO TIENE MÉDICO
ni sacerdote ni visitas
y todos se tienden en la playa
saludables bajo el sol del verano.
Algunas yerbas nos curan los males del estómago
y la religión sólo entra con las campanas alborotando los
canarios.
Aquí todos se han muerto con una modestia conmovedora,
mi padre, por ejemplo, el lamentable Prometeo
silenciosamente picado por el cáncer más bravo que las
águilas.
Ahora nosotros
ninguno doctor o notable
en el corazón de modestas tribus,
la tribu de los relojeros
la más triste de los empleados públicos
la de los taxistas
la de los dueños de fonda
de vez en cuando nos ponemos trágicos y nos preguntamos
por la muerte.
Pero hoy estamos aquí escuchando el murmullo de la mar
que es el morir.
Y este murmullo nos reconcilia con el otro murmullo del río
por cuya ribera anduvimos matando sapos sin misericordia,
reventándolos con un palo sobre las piedras del río tan
metafórico
que da risa.
Y nadie había en la ribera contemplando nuestras vidas hace
años
sino solamente nosotros
los que ahora descansamos colorados bajo el verano
como esperando el vuelo del garrote
sobre nuestra barriga
sobre nuestra cabeza
nada notable
nada notable.
Álbum de familia, 1971
EL ANÓNIMO (ALGUIEN, ANTES DE NEWTON)
DESDE LA CORNISA DE LA MONTAÑA
dejo caer suavemente una piedra hacia el precipicio,
una acción ociosa
de cualquiera que se detiene a descansar en este lugar.
Mientras la piedra cae libre y limpia en el aire
siento confusamente que la piedra no cae
sino que baja convocada por la tierra, llamada
por un poder invisible e inevitable.
Mi boca quiere nombrar ese poder, hace aspavientos, balbucea
y no pronuncia nada.
La revelación, el principio,
fue como un pez huidizo que afloró y volvió a sus abismos
y todavía es innombrable.
Yo me contento con haberlo entrevisto.
No tuve el lenguaje y esa falta no me desconsuela.
Algún día otro hombre, subido en esta montaña
o en otra,
dirá más, y con precisión.
Ese hombre, sin saberlo, estará cumpliendo conmigo.
El huso de la palabra, 1989
LA ORUGA
TE HE VISTO ONDULANDO BAJO LAS CUCARDAS,
penosamente,
trabajosamente,
Pero sé que mañana serás el aire.
Hace mucho supe que no eras un animal terminado
y como entonces
arrodillado y trémulo
te pregunto:
¿Sabes que mañana serás en el aire?
¿Te han advertido que esas dos molestias aún invisibles
serán tus alas?
¿Te han dicho cuánto duelen al abrirse
o sólo sentirás de pronto una levedad, una turbación
y un infinito escalofrío subiéndote desde el culo?
Tú ignoras el gran prestigio que tienen los seres en el aire
y tal vez mirándote las alas no te reconozcas
y quieres renunciar,
pero ya no: debes ir al aire y no con nosotros.
Mañana miraré sobre las cucardas, o más arriba.
Haz que te vea,
quiero saber si es muy doloroso el aligerarse para volar.
Hazme saber
si acaso no es mejor no despegar nunca la barriga de la
tierra.
Historia natural, 1994
EL GUARDIÁN DEL HIELO
Y COINCIDIMOS EN EL TERRAL
el heladero con su carretilla averiada
y yo
que corría tras los pájaros huidos del fuego
de la zafra.
También coincidió el sol.
En esa situación cómo negarse a un favor llano:
el heladero me pidió cuidar su efímero hielo.
Oh cuidar lo fugaz bajo el sol...
El hielo empezó a derretirse
bajo mi sombra, tan desesperada
como inútil
Diluyéndose
dibujaba seres esbeltos y primordiales
que sólo un instante tenían firmeza
de cristal de cuarzo
y enseguida eran formas puras
como de montaña o planeta
que se devasta.
No se puede amar lo que tan rápido fuga.
Ama rápido, me dijo el sol.
Y así aprendí, en su ardiente y perverso reino,
a cumplir con la vida:
Yo soy el guardián del hielo.
Cosas del cuerpo, 1999
zonas
RECIBE POETA MEXICANO BECA GUGGENHEIM
Por la calidad de su obra poética, Pedro Serrano, profesor de la Facultad de Filosofía y Letras y editor del Periódico de Poesía de la UNAM, obtuvo la Beca Guggenheim para América Latina y el Caribe en el área de poesía.
Con esta distinción —que otorga la John Simon Guggenheim Memorial Foundation— no se reconoce mi trabajo académico, sino como escritor, concretamente como poeta; de hecho, para esta región se dieron 35 estímulos económicos, después de analizar 395 solicitudes. Tres de ellos se ubican en el área de poesía y fueron para creadores de México, Brasil y Argentina, precisó en un comunicado de la UNAM.
Para obtener esta beca, Serrano —quien suma 30 años haciendo poesía y 25 de publicar su obra— presentó un proyecto donde pretende escribir un poema largo, mediante el cual recorra las distintas ciudades en las que ha vivido y diversas experiencias vitales.
Se otorga por un año, y consiste en un apoyo económico y la posibilidad de desarrollar con toda libertad el trabajo creativo, señaló el autor de los libros El Miedo, Ignorancia, Turba y Nueces.
Otros beneficiados han sido: José Agustín, Vicente Leñero, Juan Rulfo, Carlos Monsiváis, Jorge Ibargüengoitia, Miguel León-Portilla, Nabor Carrillo, Octavio Paz, Arturo Rosenblueth y Juan José Gurrola, entre otros.
El autor [junto con Carlos López Beltrán] de La generación del cordero. Antología de la poesía actual de las islas británicas explicó que tiene tres modos de escritura, una es visual, otra descriptiva y la tercera es de distintas voces de personajes que hablan.
"Lo que me interesa en el poema es emplear las tres, lo cual es difícil", destacó. La poesía toca aspectos que ningún otro lenguaje humano alcanza. "Si no tenemos acceso y conocimiento de poemas somos muy limitados intelectualmente", destacó.
Pedro Serrano, afirmó que el poeta debe tener la capacidad de hacer que sus vivencias puedan convertirse en lenguaje y, al momento de transmitir su trabajo, el lector sienta que esas palabras son suyas.
Como poeta, apuntó, esta beca significa que hay un espacio público y además internacional donde se reconoce mi labor creativa y, en ese sentido, me siento halagado.
www.reforma.com, 6 de julio de 2007
“EL EDITOR INDEPENDIENTE TIENE EL DEBER DE FORMAR LECTORES”. [ROCÍO CERÓN, DIRECTORA DE EL BILLAR DE LUCRECIA]
FERNANDO CAMACHO SERVIN
Como escritor, “no tiene sentido esperar años enteros para ver si las grandes editoriales te hacen caso algún día.
“Vale más organizarse, crear un sello propio y difundir la poesía, el cuento o la novela en ‘operación hormiga’, creando redes literarias de solidaridad para hacer escuchar tu voz.”
A tal conclusión llega la poeta mexicana Rocío Cerón (DF, 1972), directora de la editorial independiente El Billar de Lucrecia (EBL), especializada en poesía contemporánea en español, que este jueves 19 de julio festejará sus primeros dos años de actividad.
Surgida en diciembre de 2004, EBL se ha conformado como un proyecto editorial con línea bien definida que, merced a su trabajo previo, logró recientemente el apoyo del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, con el cual podrá lanzar al mercado cuatro libros más este año, para sumar 15.
trabajosamente,
Pero sé que mañana serás el aire.
Hace mucho supe que no eras un animal terminado
y como entonces
arrodillado y trémulo
te pregunto:
¿Sabes que mañana serás en el aire?
¿Te han advertido que esas dos molestias aún invisibles
serán tus alas?
¿Te han dicho cuánto duelen al abrirse
o sólo sentirás de pronto una levedad, una turbación
y un infinito escalofrío subiéndote desde el culo?
Tú ignoras el gran prestigio que tienen los seres en el aire
y tal vez mirándote las alas no te reconozcas
y quieres renunciar,
pero ya no: debes ir al aire y no con nosotros.
Mañana miraré sobre las cucardas, o más arriba.
Haz que te vea,
quiero saber si es muy doloroso el aligerarse para volar.
Hazme saber
si acaso no es mejor no despegar nunca la barriga de la
tierra.
Historia natural, 1994
EL GUARDIÁN DEL HIELO
Y COINCIDIMOS EN EL TERRAL
el heladero con su carretilla averiada
y yo
que corría tras los pájaros huidos del fuego
de la zafra.
También coincidió el sol.
En esa situación cómo negarse a un favor llano:
el heladero me pidió cuidar su efímero hielo.
Oh cuidar lo fugaz bajo el sol...
El hielo empezó a derretirse
bajo mi sombra, tan desesperada
como inútil
Diluyéndose
dibujaba seres esbeltos y primordiales
que sólo un instante tenían firmeza
de cristal de cuarzo
y enseguida eran formas puras
como de montaña o planeta
que se devasta.
No se puede amar lo que tan rápido fuga.
Ama rápido, me dijo el sol.
Y así aprendí, en su ardiente y perverso reino,
a cumplir con la vida:
Yo soy el guardián del hielo.
Cosas del cuerpo, 1999
zonas
RECIBE POETA MEXICANO BECA GUGGENHEIM
Por la calidad de su obra poética, Pedro Serrano, profesor de la Facultad de Filosofía y Letras y editor del Periódico de Poesía de la UNAM, obtuvo la Beca Guggenheim para América Latina y el Caribe en el área de poesía.
Con esta distinción —que otorga la John Simon Guggenheim Memorial Foundation— no se reconoce mi trabajo académico, sino como escritor, concretamente como poeta; de hecho, para esta región se dieron 35 estímulos económicos, después de analizar 395 solicitudes. Tres de ellos se ubican en el área de poesía y fueron para creadores de México, Brasil y Argentina, precisó en un comunicado de la UNAM.
Para obtener esta beca, Serrano —quien suma 30 años haciendo poesía y 25 de publicar su obra— presentó un proyecto donde pretende escribir un poema largo, mediante el cual recorra las distintas ciudades en las que ha vivido y diversas experiencias vitales.
Se otorga por un año, y consiste en un apoyo económico y la posibilidad de desarrollar con toda libertad el trabajo creativo, señaló el autor de los libros El Miedo, Ignorancia, Turba y Nueces.
Otros beneficiados han sido: José Agustín, Vicente Leñero, Juan Rulfo, Carlos Monsiváis, Jorge Ibargüengoitia, Miguel León-Portilla, Nabor Carrillo, Octavio Paz, Arturo Rosenblueth y Juan José Gurrola, entre otros.
El autor [junto con Carlos López Beltrán] de La generación del cordero. Antología de la poesía actual de las islas británicas explicó que tiene tres modos de escritura, una es visual, otra descriptiva y la tercera es de distintas voces de personajes que hablan.
"Lo que me interesa en el poema es emplear las tres, lo cual es difícil", destacó. La poesía toca aspectos que ningún otro lenguaje humano alcanza. "Si no tenemos acceso y conocimiento de poemas somos muy limitados intelectualmente", destacó.
Pedro Serrano, afirmó que el poeta debe tener la capacidad de hacer que sus vivencias puedan convertirse en lenguaje y, al momento de transmitir su trabajo, el lector sienta que esas palabras son suyas.
Como poeta, apuntó, esta beca significa que hay un espacio público y además internacional donde se reconoce mi labor creativa y, en ese sentido, me siento halagado.
www.reforma.com, 6 de julio de 2007
“EL EDITOR INDEPENDIENTE TIENE EL DEBER DE FORMAR LECTORES”. [ROCÍO CERÓN, DIRECTORA DE EL BILLAR DE LUCRECIA]
FERNANDO CAMACHO SERVIN
Como escritor, “no tiene sentido esperar años enteros para ver si las grandes editoriales te hacen caso algún día.
“Vale más organizarse, crear un sello propio y difundir la poesía, el cuento o la novela en ‘operación hormiga’, creando redes literarias de solidaridad para hacer escuchar tu voz.”
A tal conclusión llega la poeta mexicana Rocío Cerón (DF, 1972), directora de la editorial independiente El Billar de Lucrecia (EBL), especializada en poesía contemporánea en español, que este jueves 19 de julio festejará sus primeros dos años de actividad.
Surgida en diciembre de 2004, EBL se ha conformado como un proyecto editorial con línea bien definida que, merced a su trabajo previo, logró recientemente el apoyo del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, con el cual podrá lanzar al mercado cuatro libros más este año, para sumar 15.
Visita a escuelas
Aunque ya ha alcanzado cierta estabilidad en el tema de la producción e inclusive en el de la distribución, uno de los más espinosos para quienes se dedican a este negocio, por su experiencia como autora Cerón tiene claro que “el editor que crea que sólo con publicar ya cumplió, está en un gran error. El trabajo de las editoriales independientes debe ser formar lectores”, explica a La Jornada, al hacer una evaluación de su trabajo.
En ese proceso, EBL ha visitado escuelas secundarias y de educación superior para promover no sólo sus volúmenes, sino el gusto por la poesía en general entre los jóvenes estudiantes.
“Hay chavos que están en condiciones económicas difíciles y aun así se acercan a la literatura, porque encuentran vínculos con otras personas, con otras partes del mundo.
“No es suficiente con tener medianamente cubiertas algunas necesidades básicas; hace falta nutrirse de la imaginación y el arte”, apunta.
A este sector, uno de los más “ávidos y receptivos”, es a quienes debieran dirigirse los creadores, porque “a veces somos muy endogámicos: queremos que nos lean los tres ‘poetas mayores’, nuestros amigos, en vez de abonar la tierra fértil de los jóvenes.”
Para Rocío Cerón, las editoriales independientes no son sólo una alternativa más, sino la fuerza que marca el rumbo actual de la poesía en español, en ambos lados del Atlántico.
La estrategia del camelleo
La estrategia de supervivencia y crecimiento de los pequeños sellos consiste en el camelleo: si voy a otro país o ciudad, me llevo algunos libros –míos y de otras editoriales–, y los distribuyo en una especie de red guerrillera, “que a veces tiene más incidencia que las grandes empresas”, indica la poeta.
Poner blogs, pasarse contactos, ayudarse mutuamente. De esta forma, EBL ha logrado colocar sus volúmenes en ciudades como Lima, Santiago, Buenos Aires, Berlín y Madrid.
“Para hacer visible nuestro trabajo, debemos dialogar más y superar la mezquindad de jalar cada quien para su lado.”
Uno de los motivos por los cuales la poesía no se ha difundido lo suficiente, evalúa, es la falta de curiosidad de las instituciones culturales, que no incluyen en los estantes de las bibliotecas más que a Pablo Neruda, Jaime Sabines y Octavio Paz.
“Es necesario que haya apertura de miras y se entienda que las obras contemporáneas pueden hacer que los lectores se acerquen después a los clásicos.”
Un juego que tiene final
En pleno trabajo de difusión de sus más recientes libros, entre ellos Bala perdida, de la española Montserrat Alvarez; Transversal, del chileno Pedro Montealegre, y Horoskope, del peruano Juan Carlos Irigoyen (a los que se sumarán después sendas antologías de poesía contemporánea brasileña, colombiana y mexicana), Rocío Cerón sabe que este proyecto se acabará al cumplir el objetivo de lanzar 15 volúmenes.
“Queríamos hacer la Polaroid de una generación de poetas. El Billar de Lucrecia nació como un juego, y todo juego tiene su final. No quiero una editorial eterna ni atarme a proyectos de toda la vida. Al respecto, esta es una editorial muy zen: vive aquí y ahora.”
La Jornada, 17 de julio de 2007
BOCETO DE INGMAR BERGMAN
[1918-2007]
ADRIÁN DESIDERATO
BERGMAN DECÍA
sé como levantarme en las mañanas
cómo lavarme el rostro
cómo vestirme para salir al día
sé cómo cepillarme los dientes
cómo peinarme
cómo tomar café
sé cómo dirigir a mis actores
cómo marcar una secuencia
encuadrar una toma
pero no sé qué hacer con Dios
Bergman decía
no sé dónde guardarlo
no cabe en mis almuerzos
en ningún sitio cabe
decía Bergman
me duele la cabeza
decía
entonces la miraba a Liv Ullmann
y filmaba el infierno
____________________________________________
Comité editorial
luis alberto alfaro (costa rica)/ cruz benítez/ fabienne bradu/ sergio cárdenas/ luis cortés bargalló/ miguel jorge castillo/ evodio escalante/ julio césar félix/ alfredo giles-díaz/ jesús gómez morán/ armando gonzález torres/ ricardo hernández echávarri (eu)/ saúl ibargoyen/ josé kozer (eu)/ eduardo langagne/ hernán lavín cerda/ lucía de luna/ floriano martins (brasil)/ josé manuel mateo/ santiago montobbio (españa)/ angelina muñiz-huberman/ jorge ortega (españa)/ armando oviedo/ george reyes (ecuador)/ manuel silva acevedo (chile)/ felipe vázquez/ óscar wong/ elsa zeferino/ editor web: ignacio simal (españa)/ coordinador: leopoldo cervantes-ortiz
elpoemaseminal es un proyecto independiente de divulgación sin afanes de lucro ni de promoción de una sola línea estética o cultural. no está vinculado a ningún grupo o institución, por lo que abre sus puertas a todos los autores/as de México y de cualquier parte del mundo. reconoce que los espacios para la poesía, con todo y que ahora son muchos dentro y fuera de la red cibernética, siguen siendo reducidos. el criterio de selección es únicamente la calidad poética, debido a lo cual se aceptan aportaciones en todos los sentidos. se citará siempre la fuente original. invitamos a los lectores/as y amigos/as a compartir poemas, libros, presentaciones, novedades y todo lo relacionado con la poesía, así como nuevas direcciones.
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